Vacunación frente a la COVID-19
La pandemia de COVID-19 está causando severos estragos a nivel mundial. El desarrollo y comercialización de diferentes vacunas frente a la COVID-19 plantea un futuro esperanzador, pues disponer de una vacuna eficaz y segura contribuirá a reducir el número de casos, las hospitalizaciones y los fallecimientos relacionados con la infección. Los efectos secundarios, aunque no son imposibles, son poco frecuentes y generalmente consisten en reacciones locales leves como enrojecimiento de la zona de inyección, dolor, hinchazón o fiebre. Los efectos secundarios graves, incluyendo reacciones alérgicas, son excepcionales y habitualmente aparecen en pacientes con alergias conocidas previamente. Sin embargo, el riesgo que conlleva la infección COVID-19 si no se administra la vacuna es mucho mayor que la aparición de efectos secundarios por la vacuna misma. Por lo tanto, el beneficio de vacunarse supera con creces el riesgo de aparición de una reacción adversa por la administración de la vacuna.
Los pacientes con enfermedades reumáticas, que en múltiples ocasiones reciben tratamiento que interfiere con el sistema inmunológico, pueden recibir las vacunas que a día de hoy se han desarrollado. Tanto la Sociedad Española de Reumatología (SER) como la European League Against Rheumatism (EULAR) han emitido comunicados en los que se posicionan firmemente a favor de que los pacientes reumáticos, salvo casos determinados muy excepcionales, reciban las vacunas frente a la COVID-19. Desde la Sociedad Canaria de Reumatología afirmamos que no hay razón para negar estas vacunas a pacientes con enfermedades reumáticas y a pacientes tratados con fármacos que influyen en el sistema inmunológico.
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